El día jueves en horas de la tarde conocí del fallecimiento de Edison Jácome. Su estado físico y emocional le hicieron presa fácil del monstruo de la neumonía. Toda ésta situación, en general, me han dado una valiosa lección porque logré estirar un aspecto en el que no trascendía... Yo me había negado, años atrás, asistir a un velorio incluso para con amigos y familia. Simplemente era como si negara la existencia de la muerte porque con mi actitud la deslindaba de la vida misma...
El sentimiento de impotencia me cortó el sueño y simplemente empecé a dejar salir lo que los latidos dolorosos de mi corazón reprimían. Lo comparto ahora con ustedes:
Y pasaste…
Por Gisela Vaca Jaramillo
Te tuve frente a mí, mirando o
esquivando mi mirada. Observando y callando mi manera de ser. Esperando que te
reconozca, que me detenga, que confiara, que realmente hiciera la diferencia en
tu ser. Tu sonrisa era solo la manifestación de tu alma para convencerte que
estabas, que vivías, que sí podías cerrar tus heridas. Y pasaste… me abrazaste,
me observaste y te elevaste. Jugaste, te atreviste… volaste. Sostuve tu cuna,
sin importar lo complicado que pudiera ser. Pensé por un momento que allí debía
estar. Sostuve tu cuna… pero realmente te sostuve en que podías volar??,
estuviste allí, pero realmente te conocí?? Viví contigo el despertar de mi
vida, pero me importó la tuya?? Tu mirada, a veces esquiva, me mantuvieron en
mis paradigmas, en mis suposiciones, en mi juego siempre egoísta y perdí la
oportunidad de saborear tu presencia. Quién fui yo para hacer una verdadera
diferencia en tu existencia?? Retroalimentación para mí… tu partida me deja una
profunda herida… Perdóname amigo, me has hecho sentir en el alma la verdadera
“urgencia de vida”. Tuviste que partir y dejar un vacío en la gente de tu vida
para que pudiera cuestionarme las decisiones que tomo día a día.
Mañana saldrá el sol. Tú formarás parte
del infinito, la luna y todo a nuestro alrededor. Me mirarás tan cerca y tan
lejos queriendo saber si finalmente aprendí la lección…
Cuántas líneas de abrazos más?? Cuántos
estiramientos y cunas?? Cuánta gente más se tiene que marchar para realmente palpar
que hay más allá de mi propia individualidad???
Perdóname amigo por no actuar,
perdóname de corazón por pasar, no confiar y descuidar.
El peso de mis decisiones me
acompañarán toda la eternidad.
Nunca, nunca, nunca te voy a
olvidar… Esta lección prometo no quebrantar… Te observaré en los ojos de mis
hijos, de mis hermanos, de mis padres, de mi esposo, del anciano, del niño, del
desconocido o a penas conocido… Te prometo actuar en vida, no volverme a negar
jamás esa oportunidad… Decir TE AMO sin importar si hay o no mañana, vivir el
hoy y trascender del hacer al SER.
Descansa querido amigo, vuela libre,
ríe… juega con la eternidad… ya nadie más te va a juzgar u olvidar…
definitivamente eres afortunado porque nos observas abundante, feliz, lleno de
luz desde otro lugar… algún día nos volveremos a encontrar…
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